27 marzo 2011

El desequilibrio de las grasas en la alimentación moderna

          Actualmente la alimentación occidental muestra un desequilibrio entre las grasas necesarias para el organismo, afectando directamente al cerebro que es constituido en un 60% de estos compuestos energéticos.
          Las grasas procesadas industrialmente y demás grasas hidrogenadas son muy oxidantes y favorecen los radicales libres (RL) en exceso. Sin que haya suficientes antioxidantes para equilibrar este aumento de RL, habrá una reacción de combate contra estos radicales, que entretanto desencadena una inflamación exacerbada y en consecuencia, daño a membranas de protección celular, debilidad celular (células que antes funcionaban bien) y finalmente pueden atacar el núcleo de algunas de ellas (ADN muy vulnerable), modificando sus funciones y posiblemente desencadenando trastornos de salud. Para el cerebro, eso significa la reducción de factores de crecimiento de neuronas y de la producción de dopamina, serotonina y noradrenalina, relacionados a la longevidad, inteligencia y felicidad.
          La alimentación moderna contiene cada vez menos grasa omega 3 (ω3)  ya que el consumo de carnes y alimentos pre-cocinados elaborados industrialmente es erróneamente preferido, basta que miremos los carritos del supermercado mientras esperamos en la cola de la caja. El consumo de pescado azul, el que contiene más grasas (unos 10%, entre las cuales el ω3), es mucho menor en nuestra sociedad de lo que demanda el cerebro – que trabaja día y noche sin reducción relevante de su ritmo. Es raro que en países con acceso al mar, como es España de norte a sur, tanta gente prefiera pollo, cerdo, bistec y embutidos, antes que el pescado local.
          Otro punto es saber equilibrar la dieta y elegir productos de calidad. De que vale comprar pollos ecológicos y comer pescado menos de 2 veces por semana!!!! O comprar sardinas enlatadas en aceites vegetales de baja calidad para todo un mes, si es una contradicción: el poco ω3 que podría haber en una sardina enlatada se vuelve insignificante por la abundancia de ω6 y otras grasas no interesantes en altas cantidades.
      Por otro lado, los pescados bajos en grasa también son importantes pues aunque tengan menos ω3, son mucho más sanos que kilos de carnes rojas y embutidos. En periodos que no se encuentra pescados azules a buen precio, se puede aumentar también las fuentes de ω3 al cocinar la piel de los demás pescados y añadiendo algas en platos con cereales o ensaladas. Ejemplos de pescados ricos en omega 3: caballa, arenque, sardina, salmón, atún, anchoas, trucha, congrio, cazón… preferiblemente de pesca extractiva regularizada.
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